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miércoles, 5 de junio de 2013
Actividades Complementarias FINAL DE CURSO
CONCIERTO DIDÁCTICO
Y RECITAL DE PIANO
Y
VIOLONCHELO..
DÚO DUPONT-HERREROS
ANIVERSARIO DE SERGEI RACHMANINOV
LUNES 17 DE JUNIO A LAS 19 H. Sala de Audiciones del Conservatorio
El cambio del siglo XIX al XX fue uno de los períodos más apasionantes de la historia de la música, en el que convivieron tendencias heredadas del siglo romántico con miradas al pasado y nuevas ideas.
Entre las pervivencias del romanticismo en la música española, ocupan un lugar destacado las piezas breves que se interpretaban en los pequeños salones burgueses de finales de siglo. Para uno de estos salones gaditanos compuso Manuel de Falla (1876-1946) en 1897 Melodía
, una obra para violonchelo y piano dedicada a su benefactor, Salvador Viniegra, violonchelista aficionado. Esta circunstancia se aprecia en la factura de la obra, pues el violonchelo enuncia una sencilla melodía que el piano enmarca con el acompañamiento, intercambiando continuamente el protagonismo entre los instrumentos.
Enrique Granados (1867 - 1916) destaca por sus composiciones pianísticas en la órbita de
Chopin, Schumann y Grieg, con obras breves como las
D o c e D a n z a s e s p a ñ o l a s
op.37
(publicadas en la década de 1890), que fueron uno de sus grandes éxitos. Aunque en ellas no toma ideas concretas del folklore, recrea con mucho encanto ambientes y sonoridades de lo popular. Son piezas de salón de escritura sencilla, generalmente tripartita A-B-A, pero
llenas de maestría, elegancia y dominio rítmico. La
D a n z a e s p a ñ o l a n º 2
, denominada
Oriental
, nos introduce en una atmósfera sonora característica a través del diseño del acompañamiento y la melancólica melodía principal en terceras. Este movimiento se ve interrumpido por el lirismo declamatorio de la sección central, que nos lleva de nuevo a la belleza sonora del principio.
Años más tarde, en 1915, Granados convirtió en ópera su suite para piano
Goye scas
(1911).
Después del primer cuadro, en el que se plantea el drama, incluye un
Intermezzo
lleno de
lirismo, que pronto adquirió la categoría de pieza musical independiente. Comienza con una tensa introducción tras la que aparece varias veces una inspirada melodía, enmarcada por recuerdos musicales del resto de la obra.
En el ámbito francés, la combinación de violonchelo y piano exigía una vuelta a postulados clasicistas. Así, en los últimos años de su vida, Claude Debussy (1862-1918) escribió una serie de obras para piano y de cámara que avanzaban en su renovación estética con una vuelta al sentido de forma tradicional. Compone las Sonatas para piano y violonchelo (1915), para flauta, viola y arpa (1915) y para piano y violín (1917), buscando un arte más austero, desprovisto de seducción inmediata pero igualmente lleno de ideas e inspiración, con una intención clasicista, que pretendía rendir un homenaje a los músicos franceses del siglo XVIII. Alejándose de cualquier referencia externa, el compositor anota en el manuscrito: “que el pianista no olvide nunca que no hace falta luchar contra el violonchelo, sino simplemente
acompañarlo”. El
P rólogo
se caracteriza por la vivacidad y un timbre de una cierta ironía,
expresado sobre todo por el violonchelo, cuya escritura no se priva de cierto virtuosismo. En
la
Serenata
se enfatizan más las huellas de humor, burla y fantasía, logrando efectos
PROGRAMA
ResponderEliminarPRIMERA PARTE
Manuel de Falla (1876 - 1946)
Melodía
Enrique Granados (1867 - 1916)
Danza Española
op.37, nº 2
Intermezzo ( de
Goyescas
)
Claude Debussy (1862 – 1918)
Sonata
en Re m
I. Prologue: Lent, sostenuto e molto risoluto
II. Sérénade: Modérément animé
III. Final: Animé, léger et nerveux
SEGUNDA PARTE
Sergei Rachmaninoff
(1873 – 1943)
Sonata
op.19 en Sol m
I. Lento – Allegro moderato
II. Allegro scherzando
III. Andante
IV. Allegro mosso
ARNAUD DUPONT
VIOLONCHELO
JAVIER HERREROS
PIANO
CA.1900: A VUELTAS CON EL ROMANTICISMO.
El cambio del siglo XIX al XX fue uno de los períodos más apasionantes de la historia de la música, en el que convivieron tendencias heredadas del siglo romántico con miradas al pasado y nuevas ideas.
Entre las pervivencias del romanticismo en la música española, ocupan un lugar destacado las piezas breves que se interpretaban en los pequeños salones burgueses de finales de siglo. Para uno de estos salones gaditanos compuso Manuel de Falla (1876-1946) en 1897 Melodía
, una obra para violonchelo y piano dedicada a su benefactor, Salvador Viniegra, violonchelista aficionado. Esta circunstancia se aprecia en la factura de la obra, pues el violonchelo enuncia una sencilla melodía que el piano enmarca con el acompañamiento, intercambiando continuamente el protagonismo entre los instrumentos.
Enrique Granados (1867 - 1916) destaca por sus composiciones pianísticas en la órbita de
Chopin, Schumann y Grieg, con obras breves como las
D o c e D a n z a s e s p a ñ o l a s
op.37
(publicadas en la década de 1890), que fueron uno de sus grandes éxitos. Aunque en ellas no toma ideas concretas del folklore, recrea con mucho encanto ambientes y sonoridades de lo popular. Son piezas de salón de escritura sencilla, generalmente tripartita A-B-A, pero
llenas de maestría, elegancia y dominio rítmico. La
D a n z a e s p a ñ o l a n º 2
, denominada
Oriental
, nos introduce en una atmósfera sonora característica a través del diseño del acompañamiento y la melancólica melodía principal en terceras. Este movimiento se ve interrumpido por el lirismo declamatorio de la sección central, que nos lleva de nuevo a la belleza sonora del principio.
Años más tarde, en 1915, Granados convirtió en ópera su suite para piano
Goye scas
(1911).
Después del primer cuadro, en el que se plantea el drama, incluye un
Intermezzo
lleno de
lirismo, que pronto adquirió la categoría de pieza musical independiente. Comienza con una tensa introducción tras la que aparece varias veces una inspirada melodía, enmarcada por recuerdos musicales del resto de la obra.
En el ámbito francés, la combinación de violonchelo y piano exigía una vuelta a postulados clasicistas. Así, en los últimos años de su vida, Claude Debussy (1862-1918) escribió una serie de obras para piano y de cámara que avanzaban en su renovación estética con una vuelta al sentido de forma tradicional. Compone las Sonatas para piano y violonchelo (1915), para flauta, viola y arpa (1915) y para piano y violín (1917), buscando un arte más austero, desprovisto de seducción inmediata pero igualmente lleno de ideas e inspiración, con una intención clasicista, que pretendía rendir un homenaje a los músicos franceses del siglo XVIII. Alejándose de cualquier referencia externa, el compositor anota en el manuscrito: “que el pianista no olvide nunca que no hace falta luchar contra el violonchelo, sino simplemente
acompañarlo”. El
P rólogo
se caracteriza por la vivacidad y un timbre de una cierta ironía,
expresado sobre todo por el violonchelo, cuya escritura no se priva de cierto virtuosismo. En
la
Serenata
se enfatizan más las huellas de humor, burla y fantasía, logrando efectos
sonoros agradables y luminosos en el violonchelo.